miércoles, 1 de junio de 2011

AUTOVALORACIÓN
En un primer momento cuando en la clase de organización se nos habló de la idea del portafolios no entendía nada, no sabía que hacer que escribir, como elaborarlo… me empecé a encontrar en una situación de agobio y estrés.
Tras estar durante cuatro meses elaborando el portafolios mi imagen sobre él ha ido cambiando a mejor, y considero que este trabajo ha sido uno de los métodos más factibles para llevar a cabo mi aprendizaje. Además de que a medida que comenzaba a elaborarlo me iba gustando más y más y en cada tema intentaba innovar para hacer algo diferente.
Creo que este trabajo ha sido bastante duro pero estoy satisfecha con el trabajo realizado y con todo lo que he aprendido, ya que  no solo he aprendido temas de organización, sino que también he aprendido a usar de otra forma el photoshop para la creación de mapas y títulos.
En mi opinión, este trabajo ha sido una gran oportunidad para desarrollar un nuevo estilo de aprendizaje que nos puede llegar a servir en un futuro para mandárselo a los que serán nuestros futuros alumnos y así enseñarles que hay diversos tipos de aprendizaje que son más lúdicos y eficaces.
De mi portafolios lo que más útil me ha resultado ha sido la elaboración de mapas conceptuales ya que me son de mucha utilidad a la hora de estudiar, pero también realizar comentarios de artículos y reflexiones al final de los temas me han ayudado a mejorar mi expresión y  a ampliar mi conocimiento sobre ciertos temas a raíz de diversas fuentes.

Es evidente que a medida que he ido publicando entradas estas han ido mejorando, por ello mi elaboración más pobre fue la primera que realicé, ya que estaba algo perdida, no sabía cómo explicar toda la información, como redactarla…etc.
Para finalizar me gustaría  volver a vivir la experiencia del portafolios en cursos posteriores para así seguir formándome en diferentes asignaturas.

EVALUACIÓN Y CALIDAD EDUCATIVA
La calidad educativa es una de las expresiones más utilizadas actualmente en el ámbito educativo, como el punto de referencia que justifica cualquier proceso de cambio o programa de acción. En este contexto la eficacia es uno de sus componentes, considerado de mayor importancia y objeto de estudio desde hace unas décadas.
Conseguir centros eficaces es uno de los objetivos de la política educativa de muchos países como elemento esencial de calidad. En este marco la evaluación de centros representa un medio para un fin: lograr centros eficaces y de calidad a través de un sistema que nos permita controlar, valorar y tomar decisiones en un proceso continuo y sistemático que facilite un desarrollo progresivo en el logro de los objetivos y de este modo avanzar y construir una educación de calidad, como meta final.
En los últimos años venimos asistiendo a un proceso generalizado de evaluación, que trasciende el ámbito de los aprendizajes, en muchos países y a distintos niveles. Se produce un cambio fundamental, de tal forma que, aunque los aprendizajes siguen ocupando un papel prioritario con nuevas alternativas y avances producidos por las aportaciones metodológicas vinculadas a la medida, se amplía el campo de evaluación abarcando sistemas, resultados, procesos, práctica docente, profesorado, centros educativos, etc.
Tomando como punto de partida los enfoques conceptuales sobre las organizaciones y considerando a los centros educativos como tales, De Miguel (1989) sugiere la existencia de cinco grandes bloques de agrupamiento de los modelos de evaluación de centros. Estos cinco bloques son los siguientes:
a) Los que enfatizan los resultados (outputs).
b) Los que enfatizan los procesos internos a la propia organización.
c) Los que postulan criterios mixtos o integradores.
d) Los que se centran sobre los aspectos culturales de la organización.
e) Los que intentan evaluar la capacidad de la propia organización para autotransformarse (evaluación para cambiar).
García Ramos (1989), partiendo del propio análisis de De Miguel, extiende a ocho los bloques de agrupamiento de los modelos según el tipo de criterio de evaluación utilizado, esto es, según se ponga el énfasis en:
a) Los resultados (outputs).
b) La relación entradas-salidas (inputs-outputs).
c) Los procesos internos de la propia organización.
d) Los aspectos técnicos de la organización.
e) Los aspectos culturales de la organización.
f) La capacidad de la propia organización para autotransformarse.
g) La relación organización-factores humanos.
h) Los criterios integradores.

García Ramos (1989), partiendo del propio análisis de De Miguel, extiende a ocho los bloques de agrupamiento de los modelos según el tipo de criterio de evaluación utilizado, esto es, según se ponga el énfasis en:
a) Los resultados (outputs).
b) La relación entradas-salidas (inputs-outputs).
c) Los procesos internos de la propia organización.
d) Los aspectos técnicos de la organización.
e) Los aspectos culturales de la organización.
f) La capacidad de la propia organización para autotransformarse.
g) La relación organización-factores humanos.
h) Los criterios integradores.
Más recientemente, De Miguel y otros (1994) reducen todo a dos grandes bloques, los que enfatizan los resultados y los que enfatizan los procesos internos, y aunque dicen que este agrupamiento puede resultar algo reduccionista, resulta útil, sobre todo ante la dicotomía de planteamientos de orientación sumativa y formativa, y para captar las diferencias entre la investigación centrada en la eficacia escolar y la centrada en su mejora (Clark y otros, 1984; Wimpelberg y otros, 1989).
Miles (1974) nos hablaba de diez características de un centro docente sano, que nosotros resumimos en su momento (Escudero, 1980). Estas características nos parecen seguir teniendo interés en el momento presente para valorar la calidad organizativa y funcional de un centro educativo. Las diez características son las siguientes:
1) Objetivos. Los objetivos deben ser claros y aceptados por los miembros del grupo. Además, deben ser alcanzables con los recursos disponibles y apropiados para las demandas del entorno.
2) Buenas comunicaciones. El movimiento de información es una importante dimensión de la salud organizativa de un centro educativo, ya que éste no es un pequeño grupo como para funcionar cara a cara. Es necesaria la comunicación libre de distorsiones de tipo "vertical", "horizontal" y con el entorno que le rodea. La información va de un lado a otro sin especial dificultad, con un mínimo de distorsión. Dentro de la organización sana se detectan bien y rápidamente las tensiones; existe la suficiente información sobre los problemas que hay en el sistema, como para asegurar que puede darse un buen diagnóstico sobre las dificultades existentes.
3) Optima igualación de poder. En una organización sana la distribución de la influencia es relativamente equitativa. Los subordinados (si existe una autoridad formal) pueden ejercer influencias hacia arriba y perciben que su jefe puede hacer lo mismo respecto a su superior inmediato. La actitud básica de las personas en una organización como ésta, frente a los de arriba, los de abajo, y los de los lados, es de colaboración más que de tensión.
4) Utilización de recursos. A nivel organizativo, la "salud" implica que los "inputs" del sistema, en especial los personales, se usan de forma eficaz, esto es, requiriendo un esfuerzo tenso pero racional, lejano de la sobrecarga y el ocio.
5) Cohesión. Una organización sana se conoce a sí misma, en su conjunto y en sus partes, sabe a donde va, conoce sus objetivos y el por qué de los mismos. Cada miembro del centro debe participar de estos principios y sentirse a gusto dentro de la organización, recibiendo su influencia e influyendo en ella.
6) Moral. Esta dimensión implica la idea de satisfacción y bienestar, aunque la satisfacción no sea suficiente para la "salud" porque basándose en aquélla, pueden soslayarse hostilidades y problemas. No obstante, a nivel organizativo parece útil evocar la moral: una suma de sentimientos individuales de satisfacción que apoyan los deseos de realizar esfuerzos.
7) Innovación. Un sistema sano tiende a moverse hacia nuevos objetivos, nuevos procedimientos, a diversificarse a sí mismo y a ir cambiando en alguna medida a través del tiempo. Un sistema de este tipo crece, se desarrolla y cambia, en vez de mantenerse igual y rutinario.
8) Autonomía. La organización sana no responde en forma pasiva a las demandas del exterior, sintiéndose instrumento del entorno, y no responde tampoco a las demandas que percibe en forma rebelde o destructiva. Tiende a mantener, más bien, una cierta independencia del entorno, de forma que las respuestas recibidas en sus relaciones no sean &laqno;determinantes» de su propio comportamiento.
9) Adaptación. La autonomía e innovación tienen relación estrecha con la adecuación o adaptación con el entorno. Si las demandas de éste y los recursos organizativos no están equiparados, se plantean problemas que exigen un nuevo enfoque y una nueva estructura. Un sistema con esta concepción posee la suficiente estabilidad y capacidad de tolerancia como para afrontar las dificultades que se presenten durante el proceso de adaptación.
10) Equilibrio en las técnicas de resolución de problemas. Cualquier organismo, incluido el "sano", tiene problemas, tensiones y dificultades. Lo importante no es la no existencia de problemas sino la forma en que la organización se enfrente con ellos. En un sistema eficaz los problemas se resuelven con un mínimo de energía, de forma que los mecanismos usados para solucionarlos, no sólo no se debilitan, sino que se mantienen y refuerzan. Una buena organización se caracteriza por poseer estructuras y procedimientos para detectar e identificar la existencia de problemas, descubrir las posibles soluciones, aplicarlas y medir su eficacia. En síntesis, un organismo sano es aquel que tiene capacidad, y, de hecho, se autoevalúa permanentemente.
Estas diez características tienen un alto grado de interdependencia y creemos que definen un marco apropiado de índices indirectos de calidad, pues se trata de aspectos que indudablemente condicionan en un sentido u otro el funcionamiento del centro, sobre los que parecen existir múltiples evidencias de su influencia en dicho sentido.
COMENTARIO DE TEXTO
La evaluación de los centros es el camino para conseguir llegar a nuestro objetivo de formar centros eficaces.
No solo tenemos que limitarnos a evaluar el aprendizaje, sino también resultados, procesos, práctica docente, profesorado, centros educativos, etc
Los cinco grandes bloques de agrupamiento de los modelos de evaluación de centros. Estos cinco bloques son los siguientes:
a) Los que enfatizan los resultados
b) Los que enfatizan los procesos internos a la propia organización.
c) Los que postulan criterios mixtos o integradores.
d) Los que se centran sobre los aspectos culturales de la organización.
e) Los que intentan evaluar la capacidad de la propia organización para autotransformarse

Por último, las características que debe cumplir un centro docente tienen un alto grado de interdependencia y creemos que definen un marco apropiado de índices indirectos de calidad, pues se trata de aspectos que indudablemente condicionan en un sentido u otro el funcionamiento del centro. Podemos distinguir: objetivos, buenas comunicaciones, optima igualación de poder, utilización de recursos, cohesión, moral, innovación, autonomía, adaptación y equilibrio en las técnicas de resolución de problemas.


REFLEXIÓN DE LOS TEMAS
Estos temas me han resultado más fácil y entretenidos de elaborar ya que los temas que tratan son más a menos y la búsqueda de la información ha sido más amplia.
Creo que estos temas nos serán muy útiles como futuros maestros ya que debemos ser conscientes de los profesionales que forman el centro escolar, de los materiales con los que contamos, el horario del que tendremos que prescindir…
En estos temas he introducido un artículo sobre las jornadas escolares ya que como no tuvimos tiempo en clase para debatir sobre el tema aquí he dejado creo que la solución que se propone en él debería llevarse a cabo.
La jornada escolar
A la hora de tomar decisiones en relación con la jornada escolar, el departamento de Educación del Gobierno aragonés ha actuado de manera razonable. Ha optado por mantener el actual horario de los alumnos y abrir la puerta a una negociación con los profesores a fin de que éstos sí puedan organizarse para tener alguna tarde libre.
En este asunto entran en juego diversos intereses. Los que se manifiestan de forma más expresiva corresponden a los docentes, que desde hace tiempo manifiestan su deseo de ir hacia la jornada intensiva, y a los padres, que en general prefieren la jornada partida. Pero además están los alumnos. Y cabe preguntarse si las niñas y niños que acuden a las clases de Primaria están en condiciones de afrontar seis horas seguidas de actividad escolar.
La clave está en cómo se organizan los recursos humanos con que cuentan los centros, y sobre todo en que dichos recursos sean suficientes para la meta educativa que se persigue. Si las plantillas son las adecuadas en número y en cualificación, no parece imposible acordar una jornada escolar apropiada para los alumnos y sus familias... y para los profesores. Será la alternativa más lógica.
COMENTARIO DEL TEXTO
Uno de los temas que íbamos a tratar en la clase de organización era  las jornadas continuas y partidas, de lo cual trata el anterior artículo.
Se nos explica cómo los padres de los alumnos de primaria están más a favor de la jornada partida a diferencia de los profesores que apoyan la jornada completa; pero lo realmente importante y el tema central es que los alumnos no están capacitados entre sus 6 y 12 años a aguantar tantas horas seguidas de clase.
Para finalizar este texto nos habla de que si se produce una buena organización con respecto a los recursos humanos podríamos llegar a encontrar un jornada que se ajustase a las necesidades de los padres, de los alumnos y de los profesores.